Algoritmos: las fórmulas que gobiernan la vida

Ciudad de México  

Estos procesos están presentes en todo nuestro alrededor

 

Uno de los argumentos clásicos en contra de la institución de la escuela es el: “y eso, ¿de qué me va a servir en la vida?”. Aunque muchas personas se sienten profundamente agradecidas con los conocimientos que adquirieron en sus primeros años de vida, muchas otras los ven como un cúmulo de años y pesos robados, que no recuperarán jamás y que les sirvieron de casi nada. Sin embargo, existe una importante excepción a la regla, que va más allá de aprender a leer, escribir o hacer operaciones básicas: los algoritmos.

Los algoritmos son, en su definición más formal, “un conjunto prescrito de instrucciones o reglas bien definidas, ordenadas y finitas que permite llevar a cabo una actividad mediante pasos sucesivos que no generen dudas a quien deba hacer dicha actividad”. En palabras más sencillas, son las acciones que una persona debe realizar para hacer algo de principio a fin.

Así pues, los logaritmos abarcan desde la secuencia de pasos lógicos que permiten a una computadora resolver un problema en programación, hasta las extensas reglas de un deporte como el futbol o el basquetbol, e incluso los manuales de instrucciones para armar un mueble, las indicaciones que siguen las personas de sus jefes al trabajar, o actividades tan sencillas como lavarse los dientes.

Existen múltiples formas de expresar un algoritmo. En la vida cotidiana, lo más común es expresarlos en forma de una simple lista secuencial, donde las tareas deben realizarse en el orden que se anotan para conseguir el objetivo. Para un uso un poco más formal se utilizan los diagramas de flujo, que permiten visualizar de forma gráfica el problema que se busca solucionar, los pasos que se deben seguir, así como el orden y los requisitos de cada paso.

En el extremo opuesto están los sistemas formales, que representan mediante modelos matemáticos una serie de instrucciones que no dejan lugar a la ambigüedad y son entendibles (para quien sepa interpretarlos) en cualquier circunstancia. A medio camino entre estos sistemas formales y los diagramas de flujo se encuentran los pseudocódigos; que se asemejan mucho al lenguaje de programacióny que integran en un solo sistema el lenguaje coloquial y ciertas convenciones formales.

Independientemente de la forma en la que se elija representarlos, los algoritmos existen en todos lados. ¿Sacas la llave tu pantalón, la introduces en la cerradura, giras hasta escuchar el seguro, la retiras de la cerradura y la vuelves a guardar en tu pantalón? Acabas de realizar, paso por paso, el algoritmo para cerrar una puerta con un seguro simple, y lo hiciste sin darte cuenta.

 

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