Héroes anónimos del terremoto de Ciudad de México
Ciudadanos organizados convertidos en héroes del terremoto
El poderoso sismo vivido en México el 19 de septiembre de 2017, además de dejar centenares de muertos y cuantiosos daños, permitió visualizar héroes anónimos, que silenciosamente y sin pedir nada a cambio, ayudaron a la población afectada en diferentes aspectos.
La ciudadanía organizada se ha convertido en una herramienta muy poderosa para ayudar a damnificados. El tráfico de la Ciudad de México se convirtió en un gran estacionamiento a las pocas horas del terremoto a causa del corte de energía. Hacia medianoche, el presidente Enrique Peña Nieto informó que el 40 por ciento de la población no tenía energía eléctrica. A menos de 24 horas del potente movimiento telúrico, el 80 por ciento de la población ya cuenta con electricidad.
Se suele conocer detalles de bomberos, fuerzas de seguridad o brigadistas, cuya función en estas circunstancias, activan protocolos de emergencia para asistir a la población. Pero poco se habla de personas comunes, como un abogado u oficinista que de manera espontánea se acopla como rescatista o voluntario y ayuda a remover escombros, acarrear agua o comida.
Ciudad de México brindo una postal al mundo, la cual se modificaba con el transcurrir de las horas. Ni bien sucedido el sismo, el tránsito fue un caos, pero la capital de México se parecía a un aeropuerto.
Lo primero que se distribuyó fue agua y cubre bocas, por el polvo generado por el derrumbe de edificios.
Los voluntarios corrían, al punto de no poder contener la respiración. La adrenalina vivida fue excepcional, pero la recompensa para estos voluntarios basta con haber ayudado a otras personas.
La coordinación de acciones en el momento de crisis fue muy precisa. En los recorridos que realizó My Press, en general observó como civiles dirigían el tránsito, hacían un pasamanos para acarrear desde escombros hasta víveres o agua.
Hidratarse era muy importante, por ello había un grupo de voluntarios distribuyendo agua en botellas o bolsitas.
Un civil con un casco de moto en un camión de escombros, de un edificio caído en Gabriel Mancera y Escocia.
Este grupo de civiles, personas comunes con voluntad de ayudar en momentos de crisis, requiere un ferviente abrazo por su valentía y compromiso. Sin desmerecer al resto de colaboradores, como bomberos, fuerzas armadas y donadores en general, estos héroes anónimos del terremoto de Ciudad de México merecen una felicitación.
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