Argentina y la crisislandia en el Día del Padre
Un asado para el Día del Padre
Un asado con carne argentina y la visita de las familias para celebrar el Día del Padre en Argentina ayudaron a levantar el ánimo de la selección de Lionel Messi en el búnker albiceleste en Bronnitsy. Argentina y lacrisislandia en el Día del Padre.
Las esposas y los hijos de los futbolistas llenaron de risas y diálogo el tenso silencio que reinaba en el equipo argentino desde el regreso del estadio Spartak de Moscú tras el decepcionante empate con la novata Islandia en el debut en Rusia 2018.
El gimnasio especialmente acondicionado como centro de entretenimiento, donde los jugadores pasan sus horas libres, se colmó hoy de familiares que fueron llegando por la tarde y que debieron atravesar los estrictos controles de seguridad que rodean a la selección de Argentina.
Muchos jugadores no veían a sus seres más queridos desde la partida de Argentina, el 30 de mayo, aunque otros tuvieron la suerte de compartir horas durante la primera fase del entrenamiento en Barcelona. Messi, el capitán, debió contentarse con recibir el saludo de sus hijos a través de su teléfono celular ya que su esposa Antonela Roccuzzo no viajó aún con los niños a Rusia.
Para todos, incluso para los que no contaron con familiares cerca, fue un día especial para relajar y renovar la energía en una de las jornadas más cálidas desde su llegada a Rusia.
En la orilla de enfrente del lago Belskoe sobre el que se ubica el complejo deportivo, los lugareños se bañaban sin percartarse demasiado que a pocos metros estaba una de las máximas figuras del Mundial.
Tras una noche en silencio, con poco apetito, el domingo comenzó con un entrenamiento regenerativo de los titulares en el gimnasio. Sólo aparecieron en el campo de juego ante la vista de los medios de comunicación, y por confusión, el arquero Wilfredo Caballero, Marcos Rojo y Nicolás Otamendi, con sus botines en la mano. Pero percatados de que los titulares no se presentarían ante la prensa, buscaron como recorrer los 300 metros hasta el edificio central del búnker.
El técnico Jorge Sampaoli intentó llevarlos en un carro eléctrico, los típicos que se usan en las canchas de golf, pero no logró arrancarlo. Finalmente, fueron trasladados en otro por el portavoz del seleccionado, Nicolás Novello. Messi, centro de toda la atención tras la pesadilla que vivió en el Spartak, con un penal errado y una seguidilla de frustraciones, prefirió mantenerse recluido.
Los suplentes hicieron ejercicios con balón y luego jugaron fútbol en espacio reducido junto a un Sampaoli encendido, urgido por hallar soluciones a los problemas de funcionamiento que mostró Argentina ante la débil Islandia.
Pero todo quedó de lado a la hora del mediodía. Jugadores, integrantes del cuerpo técnico y el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, se rindieron ante la tradicional ceremonia del asado, un arte para los conocedores del gusto argentino con cortes de carne especialmente traídos desde el país sudamericano.
Apenas un rato más tarde, comenzaron a llegar los familiares, que acataron las medidas de seguridad y aguardaron su turno de ingreso en una fila de camionetas y vans frente al puesto de seguridad del Centro de Entrenamientos.
Todos recibieron permiso para permanecer hasta el atardecer, antes de la cena, y dejar a sus jugadores volver a sus rutinas y a concentrar de cara a lo que amenaza con ser una final anticipada para Argentina ante Croacia, donde un mal resultado podría complicar su clasificación a octavos de final por el Grupo D, que también integra Nigeria.
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