Trump insiste en fabricar autos en EEUU, pero la industria alerta sobre los desafíos

Ciudad de México  

Sergio F Cara (NotiPress/Composición)

Ejecutivos automotrices alertan sobre costos y complejidad de trasladar la producción

 

Desde el inicio de su administración, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, promovió larelocalización de la industria automotriz como una estrategia para evitar los aranceles impuestos a la importación de acero, aluminio y vehículos. Sin embargo, ejecutivos del sector señalaron que esta medida no es sencilla ni inmediata, debido a la estructura globalizada de la producción y a los costos asociados.

Trump aplicó aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio, y se prevé que nuevas tarifas a vehículos de Asia y Europa entren en vigor en las próximas semanas. También amenazó con gravar los automóviles y repuestos provenientes de México y Canadá, aunque estas medidas han sido suspendidas y reactivadas en diversas ocasiones.

En respuesta a la preocupación del sector automotriz, la Casa Blanca defendió la estrategia del presidente. "Les dijo que deberían ponerse manos a la obra, empezar a invertir, empezar a mover la producción, trasladarla a Estados Unidos, donde no pagarán aranceles", afirmóKaroline Leavitt, secretaria de prensa.

Pese a la insistencia de Trump, directivos de las principales automotrices advirtieron sobre los efectos de los aranceles y la dificultad de relocalizar la producción. Jim Farley, CEO de Ford, expresó su preocupación en una conferencia con inversores: "Muchos costos y mucho caos".

Por su parte,Paul Jacobson, director financiero deGeneral Motors, destacó que las empresas requieren estabilidad antes de realizar grandes inversiones. "Si se vuelven permanentes, entonces hay un montón de cosas diferentes en las que hay que pensar, en términos de dónde asignar plantas, si trasladar plantas, etc.", explicó.

Incluso la reapertura de una fábrica cerrada representa un desafío. Stellantis, fabricante de Jeep, Ramy Chrysler, acordó en 2023 reactivar una planta en Belvidere, Illinois, tras una huelga del sindicato de Trabajadores Automotrices Unidos. No obstante, la producción no se reiniciará hasta 2027.

A pesar de las medidas proteccionistas,la mayoría de los vehículos vendidos en Estados Unidos ya se fabrican dentro del país. SegúnS&P Global Mobility, en 2024 se ensamblaron 10,2 millones de automóviles en suelo estadounidense, mientras que en México se produjeron 4 millones y en Canadá 1,3 millones.

Desde la firma delTratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la industria automotriz opera como un mercado regional integrado, con autopartes que cruzan varias veces las fronteras antes del ensamblaje final. México exporta autopartes a Estados Unidos por 82.000 millones de dólares anuales, mientras que Canadá envía 19.000 millones. A su vez, las fábricas estadounidenses exportan autopartes por 36.000 millones a México y 28.000 millones a Canadá.

Ante esta interdependencia, no existe un automóvil completamente estadounidense. Incluso bajo la definición más amplia del gobierno de Estados Unidos, ningún modelo ensamblado en el país supera el 75% de contenido nacional.

Las inversiones recientes en la industria automotriz provienen, en gran parte, de incentivos aprobados en la administración anterior, como la Ley de Reducción de la Inflación. No obstante, los aranceles pueden generar un aumento significativo en los costos de producción.

Un análisis del Anderson Economic Groupestimó que las tarifas podrían encarecer los vehículos entre 3.000 y 12.000 dólares por unidad. En este contexto, Farley advirtió sobre las consecuencias a largo plazo: "Seamos sinceros: a largo plazo, un arancel del 25% en las fronteras con México y Canadá abriría un agujero en la industria estadounidense como nunca hemos visto".

A pesar de la presión del presidente Trump para que los fabricantes trasladen su producción a Estados Unidos, la industria automotriz enfrenta obstáculos significativos. La complejidad de reubicar fábricas, la necesidad de estabilidad en las políticas comerciales y la interdependencia con México y Canadá dificultan una transición inmediata. Además, los aranceles podrían generar un fuerte impacto en los costos de los vehículos, afectando tanto a las empresas como a los consumidores.

 

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